1 septiembre, 2017
“Está nublado, no tengo que preocuparme por el protector solar”. ¿Cuántas veces has oído esta frase? En realidad, es uno de los mitos más populares en torno al bronceado y el cuidado de la piel de los rayos solares. Un error grave, ya que tomar el sol nublado puede causar los mismos problemas que en un día resplandeciente.
Tendemos a pensar que las nubes que tapan el sol nos protegen de sus rayos, y eso hace que nos relajemos en cuanto a la protección solar. La verdad es que no son ningún tipo de filtro y , por lo tanto, no frenan los rayos UVA en ningún momento.
En consecuencia, si no nos protegemos del sol en los días nublados tenemos muchas posibilidades de tener quemaduras aún peores que en los días de sol, ya que el efecto engañoso de las nubes hace que pasemos horas expuestos a los rayos ultravioletas sin usar ningún factor de protección.
Debes saber que el ojo humano no está preparado para percibir los rayos solares, así que no te dejes engañar. Los días nublados o con niebla el 90% de los rayos UVA pasan a través de las nubes, según estudios científicos. Por lo tanto, es muy probable que no notes su presencia hasta que ya hayan dañado tu piel. Y evitarlo es fundamental para tu buena salud cutánea a largo plazo.
Muchas personas son reacias a usar un factor de protección solar medio o elevado porque creen que no van a broncearse como desean. En realidad, este es otro de los grandes mitos populares alrededor de tomar el sol.
Es importante aclarar que un protector solar no nos evita en ningún momento ponernos morenos. Tan solo tardaremos más en llegar al punto de bronceado que buscamos. Pero, a cambio, conseguiremos algo mucho más importante: tener una piel saludable a pesar de la exposición al sol y, además, ¡el bronceado nos durará más tiempo!
Tomar el sol nublado o en un día resplandeciente no tiene que hacernos olvidar nunca la necesidad de protegernos de las quemaduras.
Usar un factor de protección alto cada vez que salgamos al aire libre es indispensable para evitar que los rayos solares nos dañen la piel. Y esto debemos aplicarlo tanto si vamos a la playa como si hacemos cualquier otra actividad, sin tener tampoco en cuenta las condiciones climatológicas.
También debemos tener en cuenta que algunos medicamentos son fotosensibles. Es decir, potencian la sensibilidad de la piel y los ojos. Por lo tanto, debemos extremar precauciones y hablar con el médico para tomar las medidas de prevención oportunas. Piensa que esta medicación puede hacer ampliar el efecto de los ratos solares de manera desmedida.
Usar un protector solar de calidad, y en cantidad suficiente, es una de las mejores medidas de protección que podemos tomar para evitar problemas cuando tomamos el sol. Además, para elegir el producto más adecuado debemos conocer el fototipo de nuestra epidermis, lo que nos permitirá conseguir la mayor efectividad.
En caso de arrugas y manchas en la piel, podemos deducir que la piel ha pasado un proceso de fotoenvejecimiento. Por lo tanto, aún debemos escoger un protector solar de nivel más alto para asegurar especialmente la protección del escote y del rostro, dos de las zonas más delicadas.
Revisiones periódicas
Asegurarnos una buena salud de la piel pasa porque controlemos cualquier cambio que pueda sufrir. Ponernos delante del espejo una vez al mes nos ayudará a detectar la aparición de lunares o su modificación, así como cualquier otro tipo de lesión. En este caso, es indispensable consultar con un dermatólogo para su evaluación médica antes de que se agrave.