9 agosto, 2017
En verano o en invierno, los beneficios del sol son muchos (no solamente nos ayuda a mantener un bonito color de piel). Tomar el sol es una actividad que tiene numerosas consecuencias positivas para nuestra salud, siempre y cuando se haga en las horas recomendadas y con la correspondiente protección de los rayos UV.
¡El Sol es fundamental para la vida! La luz del sol , en la proporción adecuada, es fundamental para cualquier ser vivo. Sus efectos beneficiosos nos ayudan a sintetizar nutrientes para nuestro cuerpo y, también, mejoran nuestro estado de ánimo.
Vivir encerrados, sin sol, solamente acabaría dañando nuestro organismo de manera irreparable. Ir a la playa o sentarnos en un parque y dejar que el sol penetre en nuestra piel es uno de los hábitos más saludables que podemos tener. Si, además, lo combinamos con la introducción en nuestra dieta de alimentos ricos en vitamina C y E, como la mayoría de vegetales, conseguiremos potenciar los efectos beneficiosos del sol en nuestro organismo.
Cuando el sol incide en nuestra piel, nos proporciona una larga lista de beneficios para nuestra salud.
Para empezar, es el responsable de que sinteticemos de manera adecuada la vitamina D en el organismo. Si bien algunos alimentos como el salmón nos aportan algo de este nutriente, merece la pena tener en cuenta que esta es la única vitamina que se sintetiza en la piel con la presencia del sol como precursor. Solamente con tomarlo 2 o 3 veces a la semana durante unos minutos, ya conseguiremos la cantidad de vitamina D adecuada para el funcionamiento de nuestro organismo.
Merece la pena recordar que este nutriente es imprescindible, sobre todo, para que absorbamos el calcio necesario para que nuestros huesos estén en buen estado de salud, y que este no se pierda en el riñón. Y lo mejor de todo es que el calcio no solamente es necesario para la salud ósea, sino que también es bueno para los dientes.
Además, el sol mejora la respuesta de nuestros músculos a cualquier actividad y su resistencia, dos factores clave para nuestra movilidad.
Otro de los grandes beneficios del sol es que ayuda a las personas hipertensas a controlar la tensión arterial, gracias a su efecto vasodilatador. Cuando tomamos el sol, facilitamos la circulación de la sangre y estimulamos el metabolismo. Por esta razón, y teniendo en cuenta que la vitamina D generada por la acción de los rayos solares en el organismo libera calcio, muchos deportistas toman el sol antes de participar en una prueba.
Cuando decimos que el sol ayuda a que tengamos una piel más sana y bonita, no nos referimos solamente al bronceado. Tomar unos minutos de sol al día es un excelente remedio para paliar problemas de acné y otras patologías como la psoriasis.
Muy pocas personas lo tienen en cuenta, pero cuando nos sentamos a tomar el sol estamos fortaleciendo nuestro sistema inmunológico, ya que incide directamente sobre los linfocitos de la sangre, responsables de luchar contra cualquier infección. También se incrementa la hemoglobina en sangre.
Si tenemos problemas de colesterol, tomar el sol nos ayudará a metabolizar las grasas de nuestro cuerpo y disolverlas, evitando que se peguen en las arterias. De esta manera, también nos protegeremos contra las enfermedades cardiovasculares.
Finalmente, merece la pena destacar que tomar el sol reduce la incidencia de las infecciones respiratorias y nos ayuda siempre a respirar mejor, especialmente a las personas con problemas de asma.
Por supuesto, disfrutar de todos los beneficios que nos ofrece el sol implica tomarlo con moderación y respetando todas las medidas de prevención para evitar que dañe la piel. No exponernos en las horas centrales del día y usar un factor de protección alto es fundamental para que no nos afecte negativamente.